Descubre por qué la protección de marca debería considerarse un elemento clave de cualquier estrategia empresarial en la economía globalizada.
La industria relojera se considera una de las más propensas a sufrir falsificaciones con más de 400 millones de relojes falsificados llegando a los mercados globales cada año, con un valor estimado de más de medio billón de dólares.
En el pasado, las copias más básicas eran fáciles de identificar; sin embargo, el surgimiento de “super copias” en los últimos años dificulta su detección. Hoy, los consumidores son más vulnerables que nunca a las estafas, especialmente a través de redes sociales.
No hay humo sin fuego, y está claro que no todos los consumidores compran falsificaciones por accidente. Hay un grupo significativo de compradores que buscan y adquieren estas copias online. Algunas marcas de relojes no le dan importancia al tema de las falsificaciones, ya que no consideran que quienes compran copias falsas sean su público objetivo y, por lo tanto, no consideran que pierdan negocio. Sin embargo, debe tomarse en cuenta a aquellos que creen que están comprando un artículo real, y el impacto negativo que esta actividad ilícita tiene en la reputación de la marca.
En nuestro Research Study exclusivo de consumo, centrado en la industria relojera, descubrimos que casi la mitad de los encuestados había comprado falsificaciones en internet. Es más, el 87% de ese grupo reconoce que lo volvería a hacer. El 58% de quienes decidieron comprar relojes falsificados lo hicieron atraídos por el precio, mientras que el 22% afirma que no podía permitirse el artículo original. Queda claro que entre las prioridades de los amantes de la moda está pasear con un reloj de marca de lujo en la muñeca.
Sin embargo, también hay cabida para quienes creían que compraban un reloj auténtico, pero realmente recibieron una falsificación. Hallamos que el 50% de los encuestados había sido víctima de engaños, a pesar de que el 87% aseguraba ser consciente de la promoción y venta de copias en canales online.
Los relojes falsificados comenzaron a impactar en el mercado allá en el Siglo XVIII. Los suizos (sí, los suizos) vendían imitaciones de relojes de pulsera y de todo tipo, diseñados para parecerse y funcionar como los que fabricaban las marcas de lujo americanas e inglesas más deseadas en el momento.
Mediante el uso de materiales baratos, pero imitando las formas, tamaños, estilos, acabado y, especialmente, el nombre de la marca, los falsificadores generaban enormes sumas de dinero aprovechando el crecimiento de la industria de las copias de relojes.
Otros relojes más básicos también surgían en el mercado, con poca o ninguna intención de imitar los diseños originales, pero usando el nombre de conocidas marcas de relojería que atraían a consumidores de diferentes países.
Damos un salto al año 2009, cuando la Fondation de la Haute Horlogerie (FHH) y la Federación de la Industria Relojera Suiza (FHS) lanzaron una campaña mundial contra las falsificaciones, difundiendo en diferentes idiomas el mensaje de que “los relojes falsos son para la gente falsa”.
La campana se diseñó con el objetivo de dejar en evidencia a quienes compran falsificaciones, destacando el daño que estos productos causan en la industria. A pesar de sus esfuerzos, la campaña se quedó en un pequeño intento y el mercado ilegal continuó creciendo.
En 2010, fue el turno de las autoridades estadounidenses. Su plan era lanzar una advertencia a quienes producen y comercializan artículos falsificados y, de esta forma, reducir el mercado de los relojes ilegales. Para ello, destruyeron 7.000 Rolex falsos con una apisonadora a modo de amenaza para quienes comercian con estos artículos.
Esas copias de Rolex habían sido incautadas por los funcionarios de aduanas e inmigración de EE.UU. al traficante Binh Cam Tran. En total, se incautaron más de 20.000 réplicas de Rolex en su casa de Filadelfia, junto con los materiales para fabricar hasta un millón más de copias. Bihn fue condenado a seis años de prisión tras declararse culpable de los delitos por los que se le acusaba, que incluían el tráfico de falsificaciones. Además, tuvo que indemnizar a Rolex con más de 2,2 millones de dólares.
La campaña tuvo lugar en el Día Mundial de la Propiedad Intelectual y reforzó la posición del gobierno en su lucha contra las falsificaciones, demostrando su compromiso de proteger los derechos de propiedad intelectual.
El tiempo se puede guardar, prestar, compartir y perder, pero asegúrate de no malgastarlo cuando se trata de combatir el abuso de propiedad intelectual. ¡Es el momento de actuar!
Es más efectivo atajar el problema de las falsificaciones y el abuso de marca digital en sus primeras fases, pero, independientemente de tu situación actual, nuestra plataforma tecnológica y nuestro equipo de expertos en ciberseguridad pueden ahorrarte tiempo, dinero y recursos en la lucha contra el negocio ilegal.
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