Descubre por qué la protección de marca debería considerarse un elemento clave de cualquier estrategia empresarial en la economía globalizada.
¿Recuerdas los días en que los juguetes se anunciaban en catálogos y tenías que salir a la calle para poder comprarlos? ¿Y los tiempos antes de internet, antes de las cuatro grandes compañías tecnológicas (Google, Amazon, Facebook y Apple)? ¿Recuerdas cuando tiendas como Toys R Us eran las favoritas para comprar juguetes? Pues bien, esos días terminaron. Ha llegado una nueva era y la protección de marca debe ser una prioridad.
Los avances en tecnología digital, el impacto de internet en la forma de promocionar los productos, y los cambios en el comportamiento de los consumidores han sido extraordinarios en las últimas dos décadas. Pero también lo ha sido el volumen de falsificaciones de juegos y juguetes que se aparecen en marketplaces, páginas webs y redes sociales.
Un informe de Statista recoge que, en 2021, la industria global de juegos y juguetes ha alcanzado el increíble valor de 382 mil millones de dólares y prevé alcanzar 492 mil millones en 2024.
Por tanto, no es ninguna sorpresa que los falsificadores estén aprovechando este lucrativo mercado para copiar, vender y distribuir juegos y juguetes falsificados o de imitación a compradores desprevenidos. La mayoría de estos productos se fabrican en China, de hecho, la Comisión Europea informó este año de que el 80% de los artículos falsificados incautados provienen del país asiático.
Hasta hace poco, China apenas apoyaba la protección de marca de forma global. Debido a su regulación menos exigente, es más fácil para los falsificadores abusar de la propiedad intelectual, y vender y distribuir copias por todo el mundo.
La revolución digital, unida a la presión de un mercado con, cada vez, más falsificaciones, ha provocado el cierre de muchas jugueterías, y los ingresos y el empleo de la industria han caído.
Los falsificadores usan métodos cada vez más sofisticados para anunciar, promocionar y vender estas copias baratas de menor calidad, con los que hacen creer a los consumidores que están comprando el producto original. De hecho, descubrimos que el 55,18% de los encuestados en nuestro reciente research study han comprado involuntariamente un juego de mesa o juguete falsificados online.
Para abusar de las marcas online, los falsificadores imitan sus rasgos de identidad. Mediante el uso de sus logos oficiales, tipos de letra, colores, imágenes, descripciones de productos y propiedad intelectual, imitan las webs oficiales, que cuentan con una maquetación, diseño e incluso dominios casi idénticos. Los falsificadores consiguen cerrar las ventas gracias a promociones y precios inteligentes, y hacen creer a los compradores que se encuentran ante una ganga. De hecho, las técnicas utilizadas por los falsificadores son tan sofisticadas que el 53,39% de os consumidores no creen que serían capaces de distinguir entre un producto original y uno falsificado.
Estas falsificaciones también se anuncian en redes sociales y se venden en conocidos marketplaces como Amazon o eBay. Mientras que algunas plataformas comienzan a tomarse el problema más en serio, todavía queda mucho trabajo por delante para que los usuarios puedan sentirse seguros comprando en estos canales. 55,39% de los consumidores cree que si un artículo es ofertado en un Marketplace debe ser original, sin embargo, este porcentaje es menor cuando se les consulta por la confianza en los juegos de mesa y juguetes ofertados en redes sociales.
No obstante, la promoción de estas copias no se limita a marketplaces y redes sociales, los falsificadores también utilizan los mismos métodos que las marcas para asegurar un buen posicionamiento en Google e invierten en publicidad online. Para ganarse la confianza de los consumidores y cerrar la venta, procuran aparecer en plataformas conocidas y ofrecer una variedad de opciones seguras de pago.
The Toy Association informó este año de que uno de cada cuatro padres (26%) no es consciente de la venta de falsificaciones en grandes marketplaces. El estudio también recogió que uno de cada 10 no sabía que los juguetes falsificados pueden ser peligrosos para los niños.
En los últimos años han crecido las preocupaciones sobre los peligros de los juguetes falsificados no regulados, especialmente para los niños más pequeños. Los peligros asociados con materiales tóxicos, electricidad y riesgos de asfixia y estrangulamiento, entre otros, son grandes motivos de preocupación.
Muchos de los artículos falsificados están dirigidos a niños pequeños, por lo que se han de tomar precauciones. De hecho, descubrimos que solo un tercio de los encuestados en nuestro research study le impediría a su hijo jugar con un juguete o juego de mesa falsificado. De forma preocupante, el 55% de los encuestados comprarían un juego de mesa o juguete falsificado como regalo para el hijo de algún amigo o ya lo han hecho anteriormente.
Mientras que los juguetes originales deben cumplir con estrictas normas y controles de seguridad, los falsificadores de copias ilícitas no están aplicando estas regulaciones. Las falsificaciones no solo son peligrosas e inadecuadas para su público, sino que, además, infringen marcas registradas, patentes y otras formas de propiedad intelectual. A su vez, estas infracciones dañan la reputación de marca, la confianza del consumidor, la industria de los juegos y juguetes, y la propia economía. La protección de marca debe ser una prioridad para los jugueteros y distribuidores en 2022.
La educación juega aquí un papel importante. Los juegos y juguetes disponibles online a precios muy reducidos pueden atraer a los consumidores, pero solo es una ganga si reciben el artículo por el que han pagado. Si el precio es demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo sea. Los consumidores deben asegurarse de que solo compran a través de fuentes de confianza, y deben ayudar a informar y concienciar sobre la venta de falsificaciones.
Las marcas también tienen la responsabilidad de proteger a los consumidores mediante la implementación de estrategias que incluyan la protección de marca y que restrinjan el número de copias vendidas bajo el nombre de su marca. De esta forma, mejorarán la confianza de los clientes y la reputación de marca, consiguiendo un impacto positivo en las ventas y los ingresos. Descubrimos que el 96% de los consumidores reaccionaría si comprase de forma accidental una falsificación online. Algunos dejarían de comprar esa marca en particular (28,96%), mientras que otros dejarían de interactuar con su contenido en redes sociales (18,54%) o les advertirían a sus amigos sobre los riesgos de comprar esa marca (16,25%). Solo unos pocos seguirían comprando la marca como hasta entonces (3,75%).
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